Desde el comienzo los seres humanos siempre han vivido en pareja, sin embargo, lo cierto es que tanto el matrimonio visto como un rito de religioso o como el concepto de unión legal no se trata de algo que siempre haya existido, aunque no por eso deja de ser bastante antiguo.
¿Cuál es el origen de esta antigua tradición?
Para empezar hay que señalar que los antiguos egipcios fueron quienes concibieron la idea de matrimonio legal, tiempo después de haber instaurado la prohibición del incesto (pese a que la misma no era siempre respetada por los faraones), e incluso aceptaban la posibilidad de que las parejas se divorciaran.
Al contrario de otras civilizaciones antiguas, los egipcios acostumbraban que las parejas se tuvieran que conocer con cierta antelación antes de decidir casarse y una vez que tomaban la decisión, solía firmarse un acuerdo donde se establecían tanto los derechos de los esposos como sus obligaciones.
El acto, ceremonia y/o formalidad dentro de la cual tenía lugar la unión matrimonial, ha cambiado en gran medida dependiendo no solo de las diversas épocas, también de distintas civilizaciones.
En este sentido, entre las primeras y más comunes tradiciones sobre el matrimonio destaca una que consistía en que el futuro marido capturaba a alguna mujer con la que deseara casarse, la cual por lo general pertenecía a una tribu distinta utilizando la ropa más estética posible dentro de su tribu.
Dentro de la mayor parte de los pueblos antiguos, esta acción parece haberse establecido como un medio para encontrar esposa, sin darle gran importancia a la unión matrimonial.
Después de la captura, comenzaba la convivencia y la misma se encontraba desprovista de toda clase de formalidad.
Esta costumbre se mantuvo de forma simbólica alrededor de numerosos lugares tiempo después de que dejara de ser practicada, por lo que aun en la actualidad, existe dentro de varios pueblos no civilizados, y hace no mucho tiempo seguía siendo practicada en diversos lugares de Europa Oriental.
Cuando esta práctica pasó a convertirse en una acción simulada, empezó a ser comúnmente considerada como la ceremonia propiamente o se le tomaba como un acompañante esencial para el matrimonio.
Así, la captura simbólica permitió el desarrollo de la costumbre que supone comprar esposas, misma que se mantiene hasta la actualidad dentro de numerosos pueblos no civilizados.
Y cabe mencionar que ha terminado adquiriendo diversas formas, ya que en algunos casos quien quería una esposa solía ofrecer algo, como un animal, a cambio de ella. En otros trabajaba por un cierto periodo de tiempo bajo el mando del padre de la futura esposa, la cual fue una costumbre muy común para los antiguos hebreos.
Sin embargo, la más frecuente consistía en pagar cierta cantidad de dinero por la novia o entregar algún bien.
De esta forma y al igual que la captura, la compra terminó convirtiéndose en un símbolo que representaba no solo la toma de una esposa, sino también la unión matrimonial. No obstante, en ciertos casos, consistía únicamente en una ceremonia de acompañamiento.
Asimismo, otras clases de ceremonias han constituido y/o representado el comienzo de la unión matrimonial, pero la más frecuente se trata de llevar a cabo alguna celebración; pero aun en la actualidad existen múltiples pueblos no civilizados donde los matrimonios tienen lugar sin ningún tipo de ceremonia formal.
El matrimonio un rito religioso
Para numerosos pueblos no civilizados, al igual que para la mayor parte de los civilizados, el matrimonio se considera como un rito religioso o en su defecto, cuenta con ciertos rasgos religiosos.
Sin embargo hay que señalar que el elemento religioso no fue considerado siempre como un requisito.
Cabe mencionar que el rito del matrimonio cristiano se trata de una ceremonia religiosa del más alto nivel, y es que el mismo forma parte de los siete sacramentos. Y aunque Lutero una vez dijo que en lugar de ser un sacramento, el matrimonio era un “acto mundano”, lo cierto es que cada una de las sectas protestantes lo siguen considerando como una ceremonia religiosa, ya que por lo general es llevado a cabo frente a la presencia de un sacerdote.
Y como consecuencia de la influencia luterana, al igual que de la revolución francesa, el matrimonio civil terminó siendo instituido dentro de la mayoría de los países tanto de Europa como de América del Norte, del mismo modo que en varios de los países que conforman América del Sur.
Es importante mencionar también que el matrimonio religioso resulta fundamental dentro de ciertos países para poder validar la unión frente al derecho civil; pero en otros como en los Estados Unidos, por ejemplo, se trata únicamente de una de las vías disponibles para llevar a cabo un matrimonio.
No obstante, el matrimonio civil no consiste en una institución post-reforma, en realidad fue practicado por los antiguos peruanos y los aborígenes procedentes de América del Norte.
La tradición de las bodas es el resultado del matrimonio como una institución la cual con el paso del tiempo ha ido mutando, pero que mantiene una misma esencia: el alma de dos personas que deciden unirse no solo frente a Dios, también ante su gente, con el fin de prometerse fidelidad, amor y empezar una familia.